Desde la Comuna informan que dieron inicio a la construcción de un nuevo cuerpo de nichos, con capacidad para 60 sepelios, ampliando así la capacidad inhumatoria.
Antiguamente, los laurelenses no tenían Cementerio, y debían sepultar sus fallecidos en las necrópolis de Reconquista o de Romang, lejos de sus núcleos familiares.
Cuando hace algunos años el Gobierno local dispuso construir un ámbito para el destino final de sus vecinos, posibilitó que cada hijo de ese pueblo sea sepultado en la tierra que lo vio nacer, y donde vivió toda su vida.