INICIO  |  EDICIONES ANTERIORES  |  NECROLÓGICAS  |  CONTACTO

 

A 150 años de la gesta que dio origen a Romang

Lunes 10 de Abril de 2023

por Darío Orlando Sager

El proceso fundacional de lo que es hoy Romang -una ciudad con alrededor de 10.000 habitantes- fue largo y difícil, en un marco de vicisitudes propias de la realidad de esa época y el ámbito geográfico. Su fundador Teófilo Romang debió realizar muchas gestiones, tropezando con un sinnúmero de avatares e inconvenientes.

Estamos transitando abril de 2023, el mes del Sesquicentenario Fundacional, y en homenaje a tan auspiciosa circunstancia, tengo mucho gusto en ofrecer a los lectores de SEPER Noticias un trabajo histórico de mi autoría, que titulé Romang, colonia de suizos. Será una publicación segmentada en capítulos, y su lectura permitirá conocer otros aspectos de la historia de nuestro pueblo y colonia. Aquí va la primera entrega:

 



 

DESDE ALLENDE LOS MARES

El proceso inmigratorio de la segunda mitad del siglo XIX, dejó una interminable serie de relatos sobre viajes, sucesos acaecidos en el océano, en los puertos, en los lugares de alojamiento colectivo, y en los primeros tiempos de estadía en las nuevas tierras. Casi todos los que se aventuraron a la colonización, vivían en su país con serias dificultades de subsistencia, principalmente debido a los largos y crudos inviernos.

Esa inviable situación los obligó a buscar nuevos horizontes, porque sabido es que prácticamente nadie deja el suelo nativo si allí tiene lo necesario para vivir. Unos pocos de los que vinieron eran pequeños agricultores, aunque la mayoría de ellos poseía habilidades artesanales en alguna especialidad. Así es como algunos herreros, carpinteros y zapateros consiguieron embarcar los elementos con que ejercían variados oficios en la lejana Suiza.

 

 

Prácticamente todos ellos trajeron algunas herramientas, que les resultaron de suma utilidad en los difíciles días de la colonización. Hasta hubo quienes lograron atesorar cosas de estima personal, que junto a un poco de ropa y algunos calzados, completaban la carga de los grandes baúles. La mayoría no poseía objetos de valor y contaba con escaso dinero, puesto que lo poco que tenían lo habían vendido para costearse el largo viaje rumbo a la América promisoria y desconocida.

 



 

Viejos relatos que se fueron trasmitiendo de padres a hijos, hablan de lo penoso que resultaban aquellos cruces oceánicos. Además de largas esperas, los espacios en los barcos eran mínimos y la comida de mala calidad. El agua para consumo, casi siempre caliente y salobre. Muchos se enfermaban por eso y también a causa del continuo balanceo del barco al compás del oleaje.

Además, estaba la parte anímica, dado que frente a la inseguridad de lo desconocido, los invadía irremediablemente la tristeza de haber dejado su tierra natal. Ni hablar de médicos, generalmente el capitán del barco ejercía esas funciones dando algunas pócimas a los descompuestos. Vómitos y colitis interminables fueron las dolencias más comunes que debieron enfrentar los pasajeros.

 

 

Cuando los cuadros se agudizaban al extremo, ya no había nada que hacer y sobrevenía el desenlace fatal. Aunque de esto muy poco se habló a la hora de profundizar en el pasado migratorio de los pioneros de la colonización. Tal vez porque los abuelos eran reservados y evitaban explayarse en esos temas dolorosos.

 



 

Pero se sabe que prácticamente no había viajes sin algún muerto en la travesía. Invariablemente sus cuerpos debían ser arrojados al mar, ya que no quedaban alternativas en aquellos viajes que duraban entre 30 y 45 días. Esta demora oscilaba según las paradas en puertos intermedios o de las inesquivables tempestades que debían soportar en alta mar.

En las bodegas traían bolsas con cereales para alimentarse durante el largo periplo. En más de un caso en que la tempestad parecía que iba a hundir la embarcación, lograban salvarla mediante el permanente cambio de lugar de esas estibas para equilibrar la estabilidad de la nave. Eran huracanes de nunca finalizar, con olas espantosas que amenazaban permanentemente llevarse al fondo del mar a los frágiles navíos con su carga humana. Sin dudas, enfrentar los peligros de las procelosas aguas del Océano Atlántico era el primer trauma para los viajeros.

Además, los navíos casi siempre venían con mucha carga, porque el negocio de las compañías migratorias era vender pasajes. Por otra parte, también se solían sub-contrataban servicios, algunos casi rayanos en la precariedad. En ese marco de inseguridad y constante peligro, llenos de privaciones y dificultades, aquellos inmigrantes helvéticos llegaron para convertirse tal vez impensadamente, en fundadores de varios pueblos y colonias en territorio santafesino. Allí templaron sus espíritus, y en esa tónica tan dura, también se perfiló el nacimiento de Romang. (Fotografías de Internet, a sólo efecto ilustrativo)

 

 

 

 

INICIO

EDICIONES ANTERIORES

NECROLÓGICAS

SALUD Y CIENCIA

SOCIEDAD

CONTACTO

VOLVER

 

 

 

SEPER NOTICIAS ©2023

Romang, Santa Fe, Argentina.

Se permite la reproducción parcial o total del material periodístico citando la fuente.