La fertilidad del suelo, clave para cerrar la brecha de rendimiento en los cultivos argentinos

Miércoles 13 de agosto de 2025
En el Congreso Aapresid 2025, especialistas advirtieron que la degradación de la fertilidad de los suelos es uno de los principales factores que impiden alcanzar el potencial productivo, con pérdidas económicas millonarias.
Un desafío que compromete la productividad
En Argentina, la brecha de rendimiento en los cultivos oscila entre el 30 % y el 50 %. Durante el Congreso Aapresid 2025, los investigadores Nahuel Reussi Calvo y Nicolás Wyngaard, docentes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata e integrantes del CONICET, señalaron que la pérdida de fertilidad constituye una limitante central para el desarrollo agrícola.
En el caso del maíz, el promedio actual es de 7.600 kilos por hectárea, mientras que el objetivo se sitúa en torno a los 11.500 kilos. Con una estrategia de fertilización balanceada, aplicada en un 33 % del área sembrada (6,3 millones de hectáreas), se podrían generar ingresos adicionales estimados en 1.050 millones de dólares.
Diagnóstico y muestreo insuficientes
Uno de los problemas detectados es el escaso nivel de muestreo de suelos, que alcanza solo al 25 % de la superficie, sumado a la falta de diagnósticos precisos dentro de los lotes. Esto lleva a aplicar fertilizantes sin un conocimiento detallado de la variabilidad y las necesidades reales del ambiente.

En la región pampeana, un alto porcentaje de los suelos presenta deficiencias en nutrientes clave como fósforo, potasio, zinc, boro, nitrógeno y azufre, con valores por debajo de los umbrales críticos. La materia orgánica también se redujo de manera sostenida en las últimas décadas: del 4,3 % en suelos vírgenes al 3,1 % en 2024.
Estrategias para recuperar la fertilidad
Los especialistas subrayaron que no se trata de aplicar más insumos, sino de hacerlo con mayor precisión, ajustando las dosis a cada ambiente y cultivo. Para nutrientes móviles como nitrógeno y azufre, es necesario complementar la aplicación directa con prácticas que incrementen la materia orgánica. En el caso de nutrientes poco móviles como fósforo o zinc, se recomienda trabajar con umbrales definidos a partir de estudios locales y criterios de suficiencia.
La fertilidad del suelo debe abordarse como un proceso integral que incluya aspectos químicos, físicos y biológicos. El desafío es avanzar hacia un manejo informado y sustentable, capaz de cerrar la brecha de rendimiento y asegurar la productividad a largo plazo.
Fuente: Inta Informa
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